Trasgresión

Sobre el fantasma en pena de un papel
unas manos erizan la penumbra.
Garabatean un nombre
que se le vuelve llama.
En el trazo inquieto de su dardo
se encuban unos versos de humo
espectros de girasoles
yerbajos en carne viva.
Una pompa de alborada se deshace
en los ojos de ese hombre que sueña
al lado de su sombra.
Viene a sentirse gajo de tristeza
espía de la muerte
hado del farolito exangüe
que cobija a sus dioses
dentellada que muerde el paraíso.
En su ritual de mieles y de bilis
el vino y su guitarra le gimen a la luna.

Pedro Juan Ávila
del poemario Acordes afanosos

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