Rosa, Rosita, Rosada

La callejuela de mi pasado

de inocencias fragantes.

casuchas amamantadas de sol,

camándulas de pobreza.

La enramada de voces de un revendón

multiplica bienandanzas.

Una rosa arrugada en el balcón

canta y sonríe.

Sonríe y lo llena todo de azahares;

canta y riela de flores el aire.

Una rosa, Rosita, rosada en su balcón.

Dos nidos de cristal en su carita blanca,

dos ascuas de pureza.

La diminuta rosa del tango y de la trenza,

con tersura de brisa,

remansa la mañana.

¡Cuán dulce tu locura rosita cantarina!

¡Cuán sutiles los hilos de tu aureola!

Cuando todos reían cebando sus corduras

yo alucinaba en la seda de tu encanto.

Rosa

Rosita

Rosada

Pedro Juan Ávila
Del poemario La noche desvelada








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