Esta oliente locura que es la vida

Andaré enamorado como ese río que corre suelto
con el sudor de los espigadores
regocijado en las laderas de los montes
entre albas naranjazules  
moliendo la lluvia en mis manos
inventando tonadas junto al viento.

Sé que alguna vez me viste triste
como un pitirre mojado en el tronco escamoso
o como aquel portal frente al camino solitario.
Hoy he dejado de ver sábados cabizbajos
tampoco sufro domingos de gastadas canciones.
Ve y dile a tus amigos que me bajé de la nostalgia
para amarrar retozos al polvo de mis huellas
que lloro la alegría de encontrarme en los abrazos.
Voy mojando en un vino más dulce mis hogazas
tiemblo con la sorpresa de la risa
sé que alguien seduce mis poemas
y clandestinamente los lleva entre sus labios. 
Convoco la alabanza de todos los sedientos
secretamente entorchan el milagro.
El árbol que ennoblece sus memorias de abril
muy a menudo embebe el licor de la guitarra.

No me arrepiento de mis obstinaciones
tantas veces he sido un eco incomprendido
aun así  nada me  apartará de mis delirios
cada vez que palpite una hoja como un párpado
o una gozosa luna me huela al primer beso.
Dios detiene el reloj y me bendice.

Pedro Juan Ávila Justiniano
Derechos Reservados

  



Comentarios

  1. Ya le dije a mis amigos que te bajaste de la nostalgia. Te mandan saludos, al menos algunos de ellos. Los demás no importan.{

    Dios detiene el reloj pero nunca retrocede las manecillas. Y tarde o temprano lo vuelve a poner en hora. Ayúdanos Divina Pastora!

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